De la Reconciliación

SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN
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A lo largo de la historia se le han dado diversos nombres a este sacramento:
Sacramento de conversión: pues Cristo nos llama a la conversión y vuelta al Padre.
Sacramento de la penitencia: porque se sigue todo un proceso de conversión, arrepentimiento y de reparación.
Sacramento de la confesión: porque declaramos y confesamos los pecados ante el sacerdote.
Sacramento del perdón: porque quedamos absueltos.
Sacramento de la reconciliación: porque hay una verdadera reconciliación con Dios, con la Iglesia con los hermanos y con nosotros mismos.

Lo importante de este sacramento es lo siguiente: Cristo ofrece a todo bautizado la oportunidad de volver a Dios de reconciliarse con Dios, si se hubiera extraviado. Es como la segunda tabla de salvación después del naufragio al perder la gracia. La primera tabla fue el bautismo.

El pecado es, ante todo, ofensa a Dios, ruptura de la comunión con Él. Al mismo tiempo, atenta contra la  comunión con la  Iglesia.

Por eso la conversión  implica a la vez el perdón de Dios y la reconciliación con la Iglesia, que es lo que expresa y celebra litúrgicamente el sacramento de la penitencia y la reconciliación. (CIC 1440) El sacramento de la Reconciliación está constituido por el conjunto de tres actos realizados por el penitente y la absolución del sacerdote.

Los actos del penitente son: el arrepentimiento, la confesión o manifestación de los pecados al sacerdote y el propósito de realizar la reparación y las obras de penitencia.

Quienes pueden recibir este sacramento?Todo bautizado está llamado a la penitencia y la reconciliación, en tanto la debilidad humana

nos hace atentar contra la comunión con Dios y con la Iglesia. La confesión individual e íntegra de los pecados graves seguida de la absolución es el único medio ordinario para la reconciliación con Dios y con la Iglesia. Es importante acercarse a la parroquia y solicitar los horarios de atención del sacerdote, para prepararse convenientemente a recibir la Reconciliación.

LOS PASOS DE LA RECONCILIACIÓN O CONFESIÓN

Las cinco cosas necesarias para hacer una buena y fructífera confesión

1° EXAMEN DE CONCIENCIA
El examen de conciencia consiste en recordar los pecados que hemos cometido y las causas o razones por las cuales estamos cometiendo esas faltas.
Deberíamos, como buenos cristianos, hacer examen de conciencia todos los días en la noche, antes de acostarnos.
Así iríamos formando bien nuestra conciencia, haciéndola más sensible y recta, más pura y delicada. Los grandes Santos nos han recomendado este medio del examen de conciencia diario.

2º DOLOR DE LOS PECADOS Y LA CONTRICIÓN DEL CORAZÓN
No basta sólo hacer un buen examen de conciencia para una buena confesión: es necesario un segundo paso: dolerme interiormente por haber cometido esos pecados, porque ofendí a Dios, mi Padre. Es lo que llamamos dolor de los pecados o contrición del corazón
Contrición de corazón o arrepentimiento es sentir pesar de haber ofendido a Dios con nuestros pecados.
El Salmo 50 dice: “Un corazón arrepentido, Dios nunca lo desprecia”.
¿Cuándo debemos tener este dolor de contrición y arrepentimiento de los pecados?
Sobre todo cuando nos vamos a confesar, pues si no estamos arrepentidos, no quedamos perdonados. Pero es bueno también arrepentirnos de nuestras faltas cada noche antes de acostarnos. A Dios le gusta un corazón arrepentido.

3º CONFESAR TODOS LOS PECADOS
El sacramento de la penitencia o confesión está en crisis en algunas partes porque, como dijo el Papa Juan Pablo II“al hombre contemporáneo parece que le cuesta más que nunca reconocer los propios errores… parece muy reacio a decir ‘me arrepiento’ o ‘lo siento’; parece rechazar instintivamente y con frecuencia irresistiblemente, todo lo que es penitencia, en el sentido del sacrificio aceptado y practicado para la corrección del pecado” (Reconciliación y Penitencia n. 26).
El tercer paso para hacer una buena confesión es confesar todos los pecados mortales y graves al confesor.
¿Qué es la confesión de boca? Es manifestar al confesor sin engaño, ni mentira los pecados cometidos, con intención de recibir la absolución.
¿Cuáles son las cualidades para una buena confesión de boca? Sincero: no debo ocultar lo que en conciencia es grave.Verdadera: sin ocultar o disimular lo que debo manifestar, ni dar vueltas, tratando de justificarme.Completa: todos los pecados graves, según su especie, número y circunstancias que cambian la especie.Sencilla y humilde: con pocas palabras y sin rodeos.
Omitir voluntariamente la confesión de pecados graves o circunstancias que cambian la especie o callar voluntariamente algún pecado grave hace que la confesión sea inválida y sacrílega.
¿Qué pecados estamos obligados a confesar?
Solamente los pecados mortales, pero es bueno y provechoso confesar también los veniales, así iremos fomentando mejor nuestra conciencia; así también el sacerdote nos podrá guiar con toda seguridad y sabiduría hacia la santidad.
¿Qué sucede cuando uno olvida algún pecado grave en la confesión, sin querer?
Obtiene el perdón de los pecados y puede comulgar, pero en la próxima confesión debe confesarse de ese pecado que olvidó sin querer.
Una norma muy útil: cuando uno termina de decirle al sacerdote los pecados conviene añadir: “Pido perdón también de todos los pecados que se me hayan olvidado”. Así queda el alma mucho más tranquila.

4º PROPÓSITO DE ENMIENDA
Es una firme resolución de nunca más ofender a Dios. Y hay que hacerlo ya antes de confesarse. Jesús a la pecadora le dijo: “Vete y no peques más” (Jn. 8,11). Esto es lo que se propone el pecador al hacer el propósito de enmienda: “no quiero pecar más, con la ayuda de Dios”. Si no hay verdadero propósito, la confesión es inválida.
No significa que el pecador ya no volverá a pecar, pero sí quiere decir que está resuelto a hacer lo que le sea posible para evitar sus pecados que tanto ofenden a Dios. No se trata de la certeza absoluta de no volver a cometer pecado, sino de la voluntad de no volver a caer, con la gracia de Dios. Basta estar ciertos de que ahora no quiere volver a caer. Lo mismo que al salir de casa no sabes si tropezarás, pero sí sabes que no quieres tropezar.

5º CUMPLIR LA PENITENCIA
Es rezar o hace lo que el confesor me diga. Esta penitencia, ya sea una oración, una obra de caridad, un sacrificio, un servicio, la aceptación de la cruz, una lectura bíblica, es para expiar, reparar el daño que hemos hecho a Dios al pecar. Es expresión de nuestra voluntad de conversión cristiana.
La confesión es el medio ordinario que ha puesto Dios para perdonar los pecados cometidos después del bautismo en el día a día. Es un medio maravilloso que renueva, santifica, forma conciencia y, sobre todo, da mucha paz al alma.
El confesor será siempre tu mejor amigo. A él puedes acudir siempre que lo necesites, que con toda seguridad encontrarás cariño y aprecio y mucha comprensión. Además de perdonarte los pecados, el confesor puede consolarte, orientarte, aconsejarte. Pregúntale las dudas morales que tengas. Pídele los consejos que necesites. Él guardará el secreto más riguroso.

CONFESIONES en las Parroquias de la UPAP de SALINAS. Serán en los días laborables antes de la Misa. Recordar que vuestro Párroco está siempre a vuestro servicio, y podéis acudir en cualquier momento.