De la Eucaristía

La Eucaristía es fuente. cima y centro de toda la vida cristiana. Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua. (…) Por la celebración eucarística nos unimos a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios será todo en todos ( cf. CIC 1324 y 1326).

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La Eucaristía como tal es celebrada por todos los fieles que asisten a ella en la parroquia, iglesia o capilla, pero es presidida por el sacerdote. En este sentido todos somos partícipes de este sacramento, pero la participación plena se da en la comunión, en el compartir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que se entrega a nosotros para nuestra salvación.

Es importantísimo recalcar el sentido comunitario de este sacramento, ya que es la Iglesia entera la que entrega en ofrenda el pan y el vino que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Junto a estos dones, se ofrece toda la vida y la comunidad, para celebrar junto la resurrección y la vida de Cristo.

¿Quiénes pueden recibir este sacramento?

Todo bautizado puede y debe recibir este sacramento. Pero es importante que esté preparado para ello. Esto significa estar en armonía espiritual con Dios y con la Iglesia, en fraternidad con el hermano. La comunión es la participación plena en la vida y en la salvación de Cristo, por ello exige de nosotros un compromiso de adhesión y de fe. Es común que para la Comunión se prepare a niños entre los 8 y 9 años. Esta preparación suele durar dos años.

Obviamente, quién no ha recibido su «primera comunión» a esta edad, puede hacerlo posteriormente, con una preparación adecuada. Es, por esto, muy importante consultar en la parroquia respectiva los procesos de formación y preparación necesarios para recibir este sacramento en toda su plenitud.

¿Cuáles son sus signos principales?

Ciertamente que la Eucaristía tiene su signo principal en la consagración, donde el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Al compartir el cuerpo y la Sangre de Cristo, tenemos la oportunidad de participar vivamente de la salvación de Cristo, asistimos a su muerte y resurrección y nos preparamos para vivir conforme a su palabra. Por ello, la liturgia del perdón y la liturgia de la palabra, nos preparan para este momento central de nuestra fe.

imgresEn la comunión del cuerpo y la sangre de Cristo, estamos haciendo vida nuestra fe. La comunión es el signo más fundamental de nuestra fe y, por ello, hemos de recibirla con una preparación adecuada. La participación en la Eucaristía se recomienda en forma asidua, siendo imprescindible en los días de precepto y, la comunión como tal, en ocasión de  Pascua de Resurrección.

Algunas Reflexiones en torno a la Eucaristía, que nos conviene saber.

La Santa Misa

Jesús quiso dejar a la Iglesia un sacramento que perpetuase el sacrificio de su muerte en la cruz. Por esto, antes de comenzar su pasión, reunido con sus apóstoles en la última cena, instituyó el sacramento de la Eucaristía, convirtiendo pan y vino en su mismo cuerpo vivo, y se lo dio a comer; hizo participes de su sacerdocio a los apóstoles y les mandó que hicieran lo mismo en memoria suya.

Así la Santa Misa es la renovación del sacrificio reconciliador del Señor Jesús. Además de ser una obligación grave asistir a la Santa Misa los domingos y feriados religiosos de precepto -a menos que se esté impedido por una causa grave-, es también un acto de amor que debe brotar naturalmente de cada cristiano, como respuesta agradecida ante el inmenso don que significa que Dios se haga presente en la Eucaristía.

¿Qué es la Eucaristía?

Es el sacramento del cuerpo y la sangre de Jesucristo bajo las especies de pan y vino. Por medio de la consagración, el sacerdote convierte realmente en su cuerpo y sangre el pan y vino ofrecido en el altar.

¿Qué es la Santa Misa?

Es la renovación sacramental del sacrificio de la cruz.

¿La Santa Misa es el mismo sacrificio de la Cruz?

Si, la Santa Misa es el mismo sacrificio de la Cruz, pero sin derramamiento de sangre, pues ahora Jesucristo se encuentra en estado glorioso.

¿Quién puede celebrar la Santa Misa?

Solamente los sacerdotes pueden celebrar la Santa Misa, pues solo ellos pueden actuar personificando a Cristo, cabeza de la Iglesia.

¿Cuáles son los fines por los que se ofrece la Santa Misa?

Los fines por los que se ofrece la Santa Misa son cuatro: adorar a Dios, agradecerles sus beneficios con pedirle dones y gracias, y satisfacer por nuestros pecados.

La Santa Comunión

La Eucaristía es también banquete sagrado, en el que recibimos a Jesucristo como alimento de nuestras almas.

La Comunión es recibir a Jesucristo sacramentado en la Eucaristía; de manera que, al comulgar, entra en nosotros mismos Jesucristo vivo, verdadero Dios y verdadero hombre, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad.

La Eucaristía es la fuente y cumbre de la vida de la iglesia, y también lo es de nuestra vida en Dios. La Iglesia manda comulgar al menos una vez al año, en estado de gracia; recomienda vivamente la comunión frecuente y, si es posible, siempre que se asista a la Santa Misa, para que la participación en al sacrificio de Jesús sea completa.

Es muy importante recibir la Primera Comunión cuando se llega al uso de razón, con la debida preparación.

¿Qué es la Santa Comunión?

La Sagrada Comunión es recibir al mismo Jesucristo presente en la Eucaristía.

¿De qué modo está presente Jesucristo en la Eucaristía?

Jesucristo está en la Eucaristía verdadera, real y sustancialmente presente, todo entero, vivo y glorioso, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad, bajo cada una de especies y bajo cualquier parte de ellas.

¿La Hostia consagrada es una «cosa»?

No, la Hostia consagrada no es una «cosa», aunque lo parezca; es una Persona Divina, es Jesús vivo y verdadero.

¿Quién puede comulgar?

Puede comulgar el que está gracia de Dios, guarda el ayuno eucarístico y sabe a quién va a recibir.

¿En qué consiste el ayuno eucarístico?

Consiste en abstenerse de tomar cualquier alimento o bebida, al menos desde una hora antes de la Sagrada Comunión, a excepción del agua y de las medicinas. Los enfermos y sus asistentes pueden comulgar aunque hayan tomado algo en la hora inmediatamente anterior.

¿Cuándo se debe recibir la primera comunión?

Se debe recibir cuando se comienza a tener uso de razón, lo cual se supone a partir de los siete años; habiendo recibido previamente la preparación oportuna y el sacramento de la penitencia.

¿Qué pecado comete el que comulga en pecado mortal?

El que comulga en pecado mortal comete un grave pecado llamado sacrilegio.

¿Qué debe hacer el que desea comulgar y se encuentra en pecado mortal?

El que desea comulgar y se encuentra en pecado mortal no puede recibir la Comunión sin haber acudido antes al sacramento de la Penitencia, pues para comulgar no basta el acto de contrición.