
| Este Domingo, llamado de «Gaudete» la Iglesia nos invita a alegrarnos por la venida de Cristo a la tierra. «El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres». (cf. ls 61, 1) . |
| Este domingo en la mitad del adviento la Iglesia se alegra por la proximidad de la llegada de Jesús, el Mesías, por ello los ornamentos del sacerdote durante la celebración de la Santa Misa serán de color rosa, símbolo de esa alegría por la proximidad de la llegada del Señor Dios Nuestro Salvador. |




Primera lectura
Lectura del Profeta Sofonías 3, 14-18a
Alégrate, hija de Sión, grita de gozo Israel; regocíjate y disfruta con todo tu ser, hija de Jerusalén.
El Señor ha revocado tu sentencia, ha expulsado a tu enemigo.
El rey de Israel, el Señor, está en medio de ti, no temas mal alguno.
Aquel día se dirá a Jerusalén:
«¡No temas!, ¡Sión, no desfallezcas!»
El Señor, tu Dios, está en medio de ti, valiente y salvador; se alegra y goza contigo, te renueva con su amor;
exulta y se alegra contigo como en día de fiesta.
PALABRA DE DIOS. TE ALABAMOS SEÑOR.
Salmo
Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6 R.Gritad jubilosos: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.»
«Él es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación».
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R.
«Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso». R.
Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
porque es grande en medio de ti el Santo de Israel. R.
Segunda lectura
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 4, 4-7
Hermanos:
Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos.
Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca.
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios.
Y la paz de Dios, que supera todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
PALABRA DE DIOS. TE ALABAMOS SEÑOR.
Evangelio del día

«Yo os bautizo con agua; Jesús os bautizará en el Espíritu Santo»
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 3, 10-18
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:
«¿Entonces, qué debemos hacer?».
Él contestaba:
«El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:
«Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?».
Él les contestó:
«No exijáis más de lo establecido».
Unos soldados igualmente le preguntaban:
«Y nosotros ¿qué debemos hacer?».
Él les contestó:
«No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga».
Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos:
«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga».
Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.
PALABRA DEL SEÑOR. TE ALABAMOS SEÑOR.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
- «Aprended del mismo Juan un ejemplo de humildad. No permitió que lo confundieran, se humilló a sí mismo. Comprendió dónde tenía su salvación; comprendió que no era más que una antorcha, y temió que el viento de la soberbia la pudiese apagar» (San Agustín)
- «En estos días, recemos. Pero no lo olvidéis: recemos pidiendo la alegría de la Navidad. Demos gracias a Dios por las muchas cosas que nos ha dado, primero de todo la fe. Ésta es una gracia grande» (Francisco)
- «Juan Bautista, ‘que precede al Señor con el espíritu y el poder de Elías’ (Lc 1,17), anuncia a Cristo como el que ‘bautizará en el Espíritu Santo y el fuego’ (Lc 3,16), Espíritu del cual Jesús dirá: ‘He venido a traer fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviese encendido!’ (Lc 12,49) (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 696)
