Misa dominical del Catecismo. 9 diciembre de 2018. Segundo Domingo de Adviento.

 

Mientras celebramos la liturgia de  preparación a la Navidad, con el segundo domingo de Adviento, palpamos en los jóvenes del  Catecismo, el ambiente de la Navidad, con grupos de niños que ensayan villancicos durante la catequesis.

La propia liturgia del Adviento  poco a poco nos va llevando al Nacimiento del Salvador.

Hoy Don Agustín, nuestro Párroco habla a los niños de Juan el Bautista, primo de Jesús y que, como tal, le defiende, le anuncia y le presenta, que nos llama a la conversión, a eliminar de nuestra vidas todos los obstáculos que nos impiden que Jesús entre en nuestros corazones, obstáculos  como son el egoísmo (todo para mi), la violencia (aquí mando yo) o la avaricia (no te doy nada). Precisamente ahora, en Navidad, tenemos nuestro corazón saturado de cosas inútiles y tenemos que vaciarlo para inmediatamente volver a llenarlo, pero esta vez de Dios y de Él se llenará cuando amemos de verdad a los demás.

D. Agustín recurre al vaciado de una jarra que está llena de liquido de color y posterior llenado de agua transparente, que simbolice todo el proceso de vaciado y posterior llenado de nuestro corazón, para acabar  la representación con la rotura, por parte de Juan el Bautista, de todos los obstáculos que le ocupaban y atrofiaban, impidiendo que entrase el amor.

Evangelio de hoy

Evangelio según san Lucas (3,1-6), del domingo, 9 de diciembre de 2018

Lectura del santo evangelio según san Lucas (3,1-6):

EN el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tretarca de Iturea y Traconítide, y Lisanio ttetrarca de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
«Voz del que grita en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos;
los valles serán rellenados,
los montes y colinas serán rebajador;
lo torcido será enderezado,
lo escabroso será camino llano.
Y toda carne verá la salvación de Dios».

Palabra del Señor

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